Sinopsis
“Soy Vicky y tengo un vestido; es un
Balenciaga que heredé de Priscila. Es un vestido de novia, una obra
de arte pero, como ni tengo novio, ni el más mínimo deseo de
casarme, voy a venderlo. La antigua dueña me ha puesto como
condición que lo venda a una persona completamente enamorada en el
plazo de un año. Y, para asegurarse de que cumplo con su voluntad,
tengo que contar con la aprobación de Joaquín, el sobrino de
Priscila, quien si no encuentro comprador, pasado el año, acabará
heredando el vestido.
Joaquín se ha flechado de mí, a pesar
de que tiene una novia que se quiere casar con mi vestido y a la que
yo no pienso vendérselo, porque es la mujer menos enamorada que
jamás he conocido.
Loca por quitármelo de encima, puesto
que aún sigo con el duelo de mi última relación, pongo el vestido
a la venta. Por el salón de mi casa pasan posibles compradoras
capaces de todo para hacerse con el vestido, pero ninguna me
convence.
Y a todo esto, Joaquín cada día se
enamora más y más de mí.
Y yo comienzo a perder la cabeza.
Y todo se enreda más y más porque,
además de un vestido que no quiero, tengo una madre con un novio
insoportable, Hans Soto; una exsuegra pesadísima, Apolonia; un
pretendiente navegante, Juan Piamonte; unos amigos que no me dejan en
paz, Marisol y Roberto; y a Joaquín, claro.
Y el vestido que sigue en mi salón…
Y el amor que aparece a pesar de mis
resistencias.
Y yo que ya no entiendo nada…
¿Puede hacer un vestido que vuelva a
creer en la magia del amor?”
Opinión
La novela engancha desde sus primeras
páginas ya que tiene uno de los principios más geniales que he
leído últimamente (uf, la anécdota de la botella de agua) pero...
no logra mantener el ritmo en su segunda mitad.
Los personajes principales son bastante
corrientes, no destacan por nada especial aunque caen simpáticos.
Victoria es una buena chica que ha sufrido una gran pérdida de la
que no puede recuperarse. Joaquín es un guaperas metido en una
relación bastante extraña.
Los personajes secundarios son los que
aportan el toque de originalidad al libro: Roberto, Eusebio,
Apolonia, Elena, Juan y, sobre todo, Marisol. Cada uno a su estilo le
dan chispa a los diálogos y ofrecen momentos muy divertidos.
Me leí la mitad del libro de un tirón,
me atrapó su originalidad, su comicidad y la variedad de personajes
que iban desfilando por sus páginas. La trama era muy dinámica, en
muchas ocasiones no pude contener las carcajadas y me iba dejando con
una sonrisa en los labios.
De repente, hay unas vacaciones en las
que se produce un encuentro casual que huele a chamusquina y una
sorprendente revelación. A partir de este descubrimiento el tono del
libro cambia bastante haciéndose más serio y reflexivo con un buen
repertorio de tristezas, dudas y miedos de la protagonista. A mí,
este cambio de ritmo me pilló con el paso cambiado, no me lo
esperaba y ya no pude seguir disfrutando de la misma forma.
Algunas actitudes no las he llegado a
entender y tantas negativas me terminaron cansando aunque, en el lado
positivo, veremos como una original herencia y estar rodeada de gente
enamorada y positiva pueden ayudar a recuperar la ilusión y superar
cualquier reticencia.
En definitiva, ha sido una lectura con
algunos altibajos: genial al principio y entretenidilla al final. Me
ha gustado mucho más la parte loca y llena de desvaríos.