Sinopsis
La joven viuda Lucy Lang solo buscaba
un hombre agradable y decente. Alguien que cortara el césped, se
encargara de la barbacoa y enseñara a sus futuros hijos a jugar al
fútbol. Pero, sobre todo, alguien que no le alterara lo más mínimo
el corazón, ni ninguna otra parte de su cuerpo. Lucy no podía
arriesgarse a otra pérdida más. De modo que no le quedaba otro
remedio que despedirse de Ethan, su ardiente y completamente
inapropiado amigo con derecho a roce, y buscarse un hombre con el que
pudiera casarse.
El problema era que Ethan Mirabelli no
pensaba marcharse a ninguna parte. En su opinión, lo que ella
necesitaba lo tenía justo ante sus ojos. Pero ¿sería capaz de
convencerla de que su amor podría durar eternamente?
Opinión
No me ha gustado nada, demasiadas
páginas para tan poca trama.
La historia de la pareja no da para
tanto, es bastante insulsa y la autora la alarga hasta el hastío. Da
fatiga tantas idas y venidas.
Lucy es una de esas protagonistas
odiosas, con la que es difícil conectar y de la que terminas algo
harta. Agotadora, a mí me recordó al famoso refrán “Eres como el
perro del hortelano, que ni come ni deja comer”.
Me encanta el cariño que pone al
describir el pueblo y, sobre todo, la vida tan maravillosa que
irradia un sitio tan pequeño.
Lo mejor: las Viudas Negras, aportan el
punto excéntrico y entretenido con sus diálogos imposibles.
En resumen, creo que es una de las
peores novelas de esta autora.
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