Serie Príncipes, número 1
Sinopsis
Edward de Raaf, conde de
Swartingham, necesita con urgencia un secretario que ponga orden en
sus caóticas finanzas. El problema es que, con su carácter, espanta
a todos los candidatos. Para Anna Wren el puesto es la solución a
sus problemas, después de enviudar de un marido infiel y quedarse en
la ruina. La atracción entre ambos personajes queda patente desde el
primer momento, aunque Edward no parece muy dispuesto a dejarse
llevar por ella. Cuando Anna descubre que el conde es habitual de un
conocido burdel de Londres, decide poner en marcha una pequeña
mascarada. Porque en el juego de la seducción, no existen reglas.
Opinión
Una novela preciosa que ya
se ha convertido en una de mis favoritas. Genial gracias a su mezcla
de romance, pasión tórrida, humor y un poco de intriga.
Entre Edward y Anna saltan
chispas y tienen una química increíble. Ambos tienen más de
treinta años, son viudos, no son ningunos adonis, están solos y se
enfrentan a una vida que les ha decepcionado.
Edward de Raaf, conde de
Swartingham, es un viudo de mal carácter, grosero con todos los que
le rodean. Su cara y cuerpo están marcados por la viruela, una
enfermedad que se llevó a toda su familia cuando el era un muchacho.
Siempre ha sentido el rechazo que su aspecto provocaba a todos,
incluso a su difunta esposa, por eso se ha encerrado en su finca,
aceptando su soledad y una vida que no era lo que deseaba.
Anna Wren, es una joven
viuda de 32 años, a la que su marido le dio la espalda por su
estirilidad. Vive con su suegra y una criada pero su situación
económica la obliga a buscar un trabajo. Acepta el de secretaria del
conde de Swartingham.
Entre ellos surgirá una
conexión que les hace ver algo bajo su superficie. Él, un hombre
herido, de buen corazón que anhela tener una familia. Élla, una
mujer fuerte, cabezota, serena, que no juzga a nadie.
Tanto la historia de amor
que surge entre ellos como sus aventuras sexuales en Londres son
fabulosas y te enganchan a la historia sin que puedas soltar el
libro.
Los personajes secundarios
también ayudan a disfrutar de esta lectura. El señor Hopple, el
administrador, es muy divertido con sus apuros y su ropa ridícula,
el perro, Jock, aporta siempre escenas muy simpáticas y tiernas, las
dos prostitutas que Anna acoge en su casa dan una perspectiva
diferente de las cosas, la suegra no es la típica bruja a la que
estamos acostumbrados sino una mujer genorosa y alegre que quiere lo
mejor para su nuera. La autora además crea unos malos muy
desagradables, llenos de hipocresía que te levantan la bilis.
En resumen, una estupenda
novela, con una historia de amor diferente, con personajes
imperfectos que se hacen querer y con escenas muy, pero que muy
sensuales.
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